Los glaciares juegan un papel crucial en la prevención del calentamiento
global, actuando como espejos gigantes, reflejando la luz solar de la
superficie de la tierra a la atmósfera y regulando la temperatura del
planeta. Los escurrimientos de los glaciares forman ríos del que
dependen las personas en el mundo para conseguir agua dulce. Estos estanques de agua que se forman sobre el hielo absorben en mayor
grado el calor del sol, generando así un derretimiento más acelerado.
Las
gigantes capas de hielo continental ponen grandes cantidades de peso en
las masas de tierra que cubren. Si las capas se derriten en lugares
como Groenlandia o después de la
última era de hielo, el peso se elimina. Esto hace que la tierra debajo
rebote hacia arriba. Esto puede afectar a grandes áreas, dependiendo del
tamaño de la capa de hielo.
Si la mayoría de los glaciares
del mundo se derriten, incluyendo las capas de hielo, el nivel del mar
se elevaría considerablemente. A pesar de que los glaciares de montaña
contienen una pequeña cantidad de agua, si se derriten completamente, se
elevaría el nivel del mar a medio metro, según el Servicio Geológico de
Estados Unidos. Pero las capas de hielo y glaciares más grandes, en la Antártida y Groenlandia, retienen agua suficiente para inundar ciudades costeras y cambiar drásticamente las costas del mundo.
La humanidad se ha vuelto dependiente de los combustibles fósiles para
mantener su forma de vivir, pero esto incrementa el calentamiento global
a un grado anti natural. Para restaurar los glaciares necesitamos
utilizar formas de energía alternativa, incrementar la eficiencia de la
energía y decrecer nuestra imprenta individual de carbón.
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